Pérdida irreparable

Esto es Mononguete, Caquetá.

Resulta de que la guerrilla lo que es plata, mercancía, eso lo entierran, lo encaletan.

En una de esas, un campesino se encontró una caleta en la que había mercancía, coca.

Él la vendió y se puso a derrochar por el mundo; tomaba, bailaba, bebía…

Obviamente, entre cielo y tierra no hay nada oculto. Llegó a oídos de la guerrilla que el señor había conseguido una caleta. La guerrilla entonces fue y de la casa donde él vivía lo sacaron amarrado, lo llevaron hasta el salón comunal del pueblo. Delante de todo mundo dijeron que a él lo iban a matar.

Ya se iba a morir y pidió perdón por lo que había hecho y se despidió de la mamá, de la mujer. Era un campesino trabajador, de unos treinta y cinco años.

Yo me pongo en el lugar de todas las mamás que han perdido a sus hijos por un error.

Yo soy madre y ver cómo le quitan la vida a su hijo. ¡Eso es muy duro! … hay mucho dolor, mucho sufrimiento.