Derrumbes de sueños y patrimonios

Esto es por el Río Caquetá, en un caserío que se llama Palizadas, Caquetá.

Era un caserío que a pesar de la pobreza, la gente estaba logrando hacer un pueblo.

La guerrilla decidió hacerle un seguimiento a algunas de las personas que vivían ahí. En esas encontraron a un señor, Fabio Plazas se llamaba, era el carnicero. Llegó el rumor que el señor era paramilitar, ese señor tenía tres hijos varones y tenía una niña y vivía con una señora.

Se autorizó que tenían que matarlo.

A ese señor lo mataron a las seis de la tarde en el pueblo, todo el mundo miró que lo mataron. Le pegaron unos tiros de guacharaca, unos tiros grandes. Le partieron la cabeza.

Para velarlo les tocó amarrarle la cabeza y poner debajo del ataúd un recipiente para recoger la sangre.

A los dos días de haberlo enterrado, reunieron la gente del pueblo, a toda la gente, los reunió el comandante “Marcial” y les dijo que iban a morir muchos más.

En ese pueblo no quedó nada, dejaron todo botado, quedó un pueblo fantasma.