Masacre infernal

Ese es el pueblo de La Novia, Caquetá.

La guerrilla tenía campamento cerca al pueblo, los paramilitares pensaron emboscarlos.

Cuando la guerrilla se dio cuenta que venían los paramilitares, mandaron a desocupar el pueblo, toda la gente desocupó el pueblo, no hay sino guerrilla y paramilitares.

Hubo una masacre horrible, murió muchísima gente, los que más murieron fueron paramilitares.

Después que pasó la pelea, la guerrilla mandó a explorar a ver qué había quedado, lo único que se encontraban eran muertos, gente muerta, gente despedazada, y entre todos esos muertos había solo un hombre vivo. Tenía las dos piernas partidas, tenía heridas en las piernas, tenía gusanos y moscas en las piernas.

Se lo llevaron al campamento, se lo presentaron al comandante “Norbey”, él le dijo que diera toda la información, que ellos lo curaban, le quitaban esos gusanos. Gracias a la información que dio, le dieron de baja como a tres personas de ese pueblo que trabajaban con los paramilitares.

A ese muchacho lo dejaron en una caleta, no dormía ni comía, desesperado, gritaba.

Unos guerrilleros le decían a ese comandante que si no iba a permitir que lo curaran, que lo mataran, que no lo hiciera sufrir. Entonces, él decía: “no, déjenlo ahí, déjenlo ahí, él la debe, que la pague, ahí la está pagando”

A lo último, el comandante cínicamente dijo: “Si quieren vayan y lo curan”. Unos guerrilleros fueron y le echaron un veneno de esos que le echan a las vacas para quitarle los gusanos. Pero, ellos en el afán de ayudarle, no se dieron cuenta que ese veneno se va por los poros. Al otro día como a las ocho de la mañana estaba muerto.
Él duró más de tres días viendo cómo se lo comían los gusanos.

Todos los muertos de esa pelea, toda esa gente se consumió ahí, nadie levantó a nadie, toda esa gente se pudrió ahí. Los animales se los comieron y ya después habían puras calaveras.